El Imperio Romano
El Imperio Romano fue una etapa histórica de la Edad Antigua, que claramente marcó y definió a la sociedad occidental y parte de la oriental, siendo su legado algo marcado incluso en nuestros días. Como todo Imperio, se construyó en base a un pequeño territorio que, con el paso de los años, ganó en poder y en extensión, alcanzando una expansión enorme en su momento más glorioso.
Todo comenzó con la fundación de la ciudad de Roma. Según cuenta la leyenda, esta fue fundada por los hermanos Rómulo y Remo. Más tarde, se comenzó a expandir por Italia y, con el paso de los siglos, ya se había extendido a lo largo del Mar Mediterráneo.
En esta época, coincidió con otras civilizaciones de gran poder y muy conocidas en el ámbito histórico debido a su influencia en las sociedades posteriores e incluso en nuestra sociedad actual. Concretamente, coincidió con la civilización griega, con la cual compartía muchas similitudes pero con la que, al mismo tiempo, también presentaba muchas diferencias. Esta civilización griega había tenido mucho poder en el sur de Europa, sobre todo, y había iniciado su declive en una época donde el Imperio Romano empezaba a incrementar su influencia en el Mediterráneo.
A lo largo de la historia del Imperio, muchos fueron los emperadores romanos que ejercieron su poder y gobernaron con puño de hierro para seguir con la conquista de territorios y la imposición de su modelo de vida. Eso sí, como en toda historia de toda civilización importante e influyente, algunos emperadores eran increíblemente astutos, inteligentes, hábiles y buenos líderes, llevando al Imperio a una posición muy digna, mientras que otros pensaban más en las excentricidades y en ejercer el poder, con lo que llevaron a Roma a períodos más decadentes y más convulsos.
Como legado de Roma, además de sus costumbres, su modo de vida, su forma de pensar y su lengua, también han permanecido otros elementos como su interesante arquitectura. Cabe destacar la enorme capacidad arquitectónica de Roma, puesto que disponían de medios muy precarios pero, sin embargo, eran capaces de levantar gigantescas construcciones como los acueductos, los teatros y los anfiteatros romanos, los circos, los faros y otras grandes construcciones como templos además de otros lugares de culto.
La decadencia de Roma, por otra parte, vino sobre todo derivada de diversos problemas internos en las instituciones del poder y otras cuestiones relacionadas. De hecho, más tarde, el Imperio Romano se fragmentó en dos unidades independientes: el Imperio Romano de Occidente y el Imperio Romano de Oriente, este último también denominado en muchas ocasiones como Imperio Bizantino. Por su parte, el Imperio Romano de Occidente tenía una serie de debilidades que fueron percibidas por los vecinos del Norte.
Estos vecinos del Norte eran comúnmente nombrados como "bárbaros" por parte de los habitantes de Roma, palabra que era sinónimo de extranjero. Estos bárbaros se fueron poco a poco adentrando en el territorio del Imperio Romano de Occidente, lo cual provocó una época convulsa ya que, además, estos pueblos bárbaros se caracterizaban por ser extremadamente bélicos.
Finalmente, las debilidades del Imperio Romano de Occidente provocaron su final declive y desaparición. Por su parte, el Imperio Bizantino continuó unos 1000 años más.
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, en sus territorios se instauró un nuevo modelo de vida, el feudalismo, dando lugar a la época histórica conocida como Edad Media o Medieval.
Esta época se caracterizó por el miedo y el belicismo, además de que también se caracterizó por ser una época marcada en gran medida por una importante influencia del poder eclesiástico.
Por tanto, su modo de vida, de la misma forma, estaba muy influenciado por la religión, concretamente la religión católica.
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